El artista Mauricio
Contreras-Paredes, expondrá en el Espacio Cultural de la Fundación Rozas-Botrán
en la zona 14 una serie de obras titulada Stages of grief, del 26 de noviembre al 30 de diciembre del presente año. El artista apoya las obras sociales de la Fundación donando
parte del monto recaudado a los fondos de la misma. La entrada es libre y los horarios del espacio cultural es de lunes a viernes de 9AM a
6PM y sábados de 9AM a 1PM.
Contreras Paredes es Antropólogo y Artista Visual (BA Honours) por
la Universidad de Toronto, Canadá. En 2013 fue elegido artista invitado por la
organización PATCH Toronto, dedicada a la comisión de arte público de grandes
dimensiones en Canadá. Ha participado en exposiciones colectivas y individuales
en Centro América, el Caribe y Canadá.
Mauricio Contreras-Paredes expresa su investigación sobre sus
nociones de la memoria y la distancia se
convirtió en una especie de diario habitado por escenas arquitectónicamente
absurdas, psicóticamente minuciosas, artificialmente higiénicas. Detrás de
todos los 'layers' de perspectiva y planos de color abstractos, se volvió casi
imposible distinguir algún tipo de humanidad o de sensibilidad.
Ese juego de extremo de remover la mano del artista de su obra, de
emular la perfección digital en la técnica, de indagar aspectos filosóficos a
través de lo visual, lo ayudó a crear un framework conceptual apolítico, anti-personal
que proveía a su trabajo de una narrativa satisfactoria para él, como creador.
En las obras de Stages of grief, los espacios estáticos que
funcionaban en su trabajo anterior han sido contagiados por intervenciones
lineales (gráficas y lingüísticas) que bandalizan, explotan y pausan el plano
pictórico. La línea se convierte en una especie de pulso que guía al observador
a través del plano, renderizando un espacio, al mismo tiempo que lo corrompe.
Un espacio donde algunos componentes son pulcros, otros pareciera que no
‘cargan’, otros se renderizan con glitches (errores).
Contreras-Paredes considera que en su obra, la línea es un arma de
dos filos que desmantela y crea (en algunas obras de forma romántica, en otras
con cierta maldad, en otras con resignación) la estabilidad del plano. Y afirma
que, “así percibe nuestra especie la pérdida -como una línea irregular, como un
proceso que marca, que transforma el entorno de nuestras ficciones, de nuestro
videojuego”.
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