A partir del extraordinario descubrimiento de más de 60,000 estructuras antiguas en el norte de
Guatemala, mediante la utilización de los datos de la Iniciativa LiDAR de PACUNAM (PLI por sus siglas en
inglés), los arqueólogos han iniciado una segunda ola de investigaciones que están revelando el verdadero
alcance de esta tecnología de sensores remotos, para generar y responder preguntas sofisticadas
relacionadas con la antigua civilización Maya.
En un estudio publicado previamente este año en la revista científica Journal of Anthropological
Archaeology, los investigadores reportaron los efectos que la densidad de población del periodo Clásico
pudo tener sobre la organización sociopolítica en los segmentos de las Tierras Bajas Mayas.
“Este no fue un caso de estudio de comunidades urbanas versus comunidades rurales. Todo estaba
interconectado y monitoreado” dijo Thomas Garrison de la Universidad de Ithaca, director del Proyecto
Arqueológico El Zotz.
El estudio, que cuenta con la coautoría de Stephen Houston y Omar Alcover Firpi de la Universidad de
Brown, sugiere que la dinastía de El Zotz pudo haber cultivado cosechas de alto valor económico en el
periodo Clásico, tales como cacao y achiote, para maximizar el valor del terreno accidentado de su reino.
A la vista de la enorme ciudad de Tikal, El Zotz se encontraba en una posición precaria dentro de la
geopolítica más amplia de las Tierras Bajas Mayas.
Garrison menciona que: “El paisaje completo está lleno de atalayas y fortalezas, reflejando la sensación
de tensión tanto interna como externa que rodeaba el área del reino de El Zotz. Las amenazas debieron
haber sido constantes.”
El sitio arqueológico La Cuernavilla, una fortaleza maya única, fue descubierto gracias a los datos
producidos por la Iniciativa LiDAR. Esta fortaleza, que se ubica en un risco fuertemente defensivo entre
Tikal y El Zotz, es uno de los mejores ejemplos de cómo la aplicación de la tecnología LiDAR está
cambiando las percepciones de los arqueólogos sobre la guerra entre los mayas.
Las investigaciones que se reportan en este artículo han contado con la autorización del Ministerio de
Cultura y Deportes de Guatemala, el patrocinio de la Fundación Patrimonio Cultural y Natural Maya -
PACUNAM, la Fundación Nacional para la Ciencia de los Estados Unidos y el Fondo Nacional para las
Humanidades, así como el aval académico de las universidades de Ithaca y Brown de los Estados Unidos.
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