Si se retrocede una década atrás, nos encontramos con una realidad muy
distinta a la actualidad del siglo 21: no existía conciencia ambiental, las
construcciones generaban suciedad asociada al uso de piedra, arena, bloque,
cemento, el desperdicio posterior a la entrega de la obra era inevitable y el
factor tiempo parecía no ser algo tan relevante.
Pero la industria de la construcción no puede quedarse rezagada en el
pasado ni obviar la influencia de agentes externos que la retan a reinventarse
para beneficio de los cientos de personas que tiene la constante necesidad de
construir o remodelar para fines residenciales o comerciales.
Guatemala no escapa de esta realidad; por lo tanto, es determinante que
todos los actores que participan activamente de la edificación se cuestionen qué
tan cerca están de lo que algunos especialistas del sector denominan la
construcción del futuro.
No se puede hablar de construcción moderna sin mencionar los sistemas
constructivos livianos que existen en el mundo desde hace décadas y son usados
en países de impecable cultura constructiva como Estados Unidos, Japón y Nueva
Zelanda. Esta forma de construir ha tomado gran protagonismo en los últimos
años y es cada vez más utilizado en toda Centroamérica.
Pero quizás se pregunte cuáles son las variables más determinantes que
marcan la diferencia entre la construcción del pasado con las soluciones
livianas que hoy existen en el mercado:
·
Rapidez de instalación: lograr ahorros de hasta 50% en el tiempo de edificación es una de los atributos
que más sobresalen pues repercute directamente en un menor pago de mano de
obra.
·
Eco-amigabilidad:la construcción no puede ser sinónimo de contaminación y generación
descontrolada de desperdicios. Dar forma a una obra sin utilizar agua, generar
escombros o alterar los ecosistemas de un terreno es posible con los sistemas
livianos de fibrocemento.
·
Desempeño sísmico: la prevención es la única forma humana que minimiza el impacto negativo
de un desastre natural. Está realidad debe ser aún más importante para países
con alto riesgo de sufrir los estragos de la naturaleza.
·
Modularidad:olvidarse de pensar en material de desperdicio por inexactitudes de
cálculo quedan en el pasado con la tecnología de fibrocemento, que permite
determinar en la etapa de diseño la cantidad requerida de materiales para
evitar compras innecesarias.
·
Empoderamiento del consumidor: aunque faltan romper muchas brechas, es muy
notable que el cliente de hoy en día está más informado y esto se debe el
fenómeno de la digitalización al que todos estamos expuestos. Participar de la
decisión constructiva ya no se deja solo en mano de la persona que se contrata.
·
Tendencias de diseño: la construcción plana sin ningún aporte decorativo es menos usada. Los
proyectos y remodelaciones buscan pequeños detalles que les permitan alcanzar
acabados diferenciadores como relieves, líneas, ranurados y un sin fin de
opciones que aporta la tecnología de fibrocemento Plycem.
Para Ronald Thámez, Gerente de Mercadeo Corporativo de Plycem, empresa
que introdujo visionariamente hace 5 décadas el sistema liviano en
Centroamérica explicó que “la industria constructiva también cambia y se expone
a las tendencias que la obligan a modernizarse y el mejor ejemplo es la era de
las soluciones livianas a las que nos enfrentamos”
“Una industria que se resista a innovar y adaptarse a las influencias
modernas está destinada a morir, por eso es necesario prestar especial atención
a lo que está sucediendo alrededor y prepararse proactivamente a lo que será la
construcción del futuro, que sin duda trae implícita la construcción con
materiales livianos con el fibrocemento”, finalizó Thámez.
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