Aunque la cúrcuma es ampliamente reconocida por sus beneficios antioxidantes y antiinflamatorios, sus resultados pueden verse limitados debido a la baja absorción de su compuesto activo, la curcumina. Este fenómeno de baja biodisponibilidad hace que el cuerpo aproveche solo una fracción del potencial de esta raíz milenaria, lo que ha impulsado a la ciencia moderna a desarrollar formulaciones que mejoren su absorción y efectividad.
Una revisión publicada en la revista Phytotherapy
Research analizó más de 100 ensayos clínicos con más de 7.000
participantes, y encontró evidencia consistente de que la cúrcuma podría tener
beneficios para varios aspectos de la salud. En particular, los resultados
sobre cuatro mediciones —azúcar en sangre en ayunas, colesterol bueno (HDL),
peso corporal y un marcador de inflamación llamado PCR— fueron considerados muy
confiables por la calidad de los estudios.
Estos resultados respaldan lo que la nutrición
ya observa en la práctica: la cúrcuma posee efectos beneficiosos en distintos
sistemas del cuerpo.
Originaria de Asia, la cúrcuma se usa desde
hace miles de años en la medicina ayurvédica y guarda en su rizoma (un tallo
parecido a una raíz) la curcumina, que es un compuesto “pleiotrópico”, es decir tiene múltiples
efectos beneficiosos en distintos sistemas del cuerpo.
“La ciencia ha demostrado que la curcumina, el
compuesto activo de la cúrcuma, puede interactuar con muchas moléculas en el
cuerpo, lo que le permite influir en varios procesos biológicos al mismo
tiempo. Por ejemplo, tiene acción antioxidante, ayudando a proteger las células
del envejecimiento prematuro y del daño causado por el estrés oxidativo.
También posee propiedades antiinflamatorias, actuando sobre mecanismos
relacionados con enfermedades crónicas. Además, se ha observado que tiene
actividad antimicrobiana y un potencial efecto anticancerígeno y neuroprotector
que aún está siendo investigado”, explica la nutricionista Carolina Chevallier,
Gerente Senior de Asuntos Científicos de Herbalife para Centro y Sudamérica.
¿Cómo elegir la cúrcuma adecuada?
Ahora bien, a pesar de todo su potencial, la
curcumina tiene baja biodisponibilidad, es decir, el cuerpo puede aprovechar
muy poco del compuesto en su forma natural ya que su absorción es baja, y lo
que efectivamente llega a la sangre se metaboliza y elimina muy rápidamente,
dejándole poco tiempo para actuar. Ahí es donde los suplementos cobran
relevancia, ya que muchas formulaciones se desarrollan justamente para mejorar
dichas limitaciones y que así el cuerpo pueda aprovecharlo al máximo.
“En este punto, conviene entender que el
rizoma en polvo es más indicado para uso culinario (como condimento), mientras
que los extractos estandarizados (es decir que concentran y miden la cantidad
de curcuminoides que aportan) o las formulaciones avanzadas de alta
biodisponibilidad (con nanotecnología, combinadas con otros bioactivos, u otras
tecnologías) son opciones más adecuadas para fines nutricionales (como
antioxidante para promoción y protección de la salud) o fines terapéuticos (como los que se están
investigando para cáncer, enfermedades neurodegenerativas, osteoartritis,
etc)”, comenta Chevallier.
No existe una dosis exacta recomendada para la
cúrcuma, ya que la cantidad necesaria puede variar según el tipo de
formulación. Algunos suplementos indican dosis en miligramos (mg), mientras que
otros pueden requerir cantidades mayores, como 1.5 gramos o más. Esto depende
del tipo de ingrediente utilizado en el producto. Por eso, es fundamental verificar
si el suplemento contiene un ingrediente patentado y si cuenta con estudios
clínicos que respalden la dosis sugerida.
De este modo, la especialista de Herbalife
sugiere revisar otros puntos importantes al momento de elegir un suplemento:
·
Concentración de curcuminoides: revisa en la etiqueta si el producto indica
claramente la cantidad de curcumina o curcuminoides que aporta, y si utiliza un
ingrediente patentado.
·
Biodisponibilidad: da preferencia a productos que señalen tecnologías para mejorar la absorción,
como la asociación con adyuvantes, por ejemplo, la piperina (compuesto de la
pimienta negra) o formulaciones avanzadas de alta biodisponibilidad.
·
Seguridad y calidad: verifica si el suplemento cuenta con registro correspondiente en el
principal organismo regulador de tu país y es elaborado por un fabricante
reconocido y también registrado, lo que garantizará que se hubieran realizado
pruebas para control de contaminantes (metales pesados, pesticidas y
microorganismos) y otros parámetros de calidad y seguridad. “Es importante que
todo suplemento tenga la recomendación de un nutricionista o médico, y que el
especialista acompañe a su paciente para asegurar el uso adecuado y seguro”,
finaliza la nutricionista.
Más allá de ser un condimento, la cúrcuma representa
una fuente natural de bienestar que combina tradición, respaldo
científico y valor nutricional. Elegir formulaciones de calidad y con soporte
clínico permite aprovechar al máximo sus beneficios antioxidantes y
antiinflamatorios, promoviendo una salud más equilibrada y duradera.
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