Epson continúa
revolucionando la industria de la impresión, con sus impresoras de etiquetas
que logran un producto con colores fieles y llamativos, y con una resolución de
alta calidad que permiten que el resultado sea mejor de lo esperado.
Los equipos Epson Color Works
cuentan con cabezales de tecnología Precision Core, inyección de tinta y
auto mantenimiento, que permiten mejorar el flujo de trabajo de las empresas,
con impresiones a alta velocidad, lo que genera un ahorro en tiempos y costos.
Los modelos de la serie Color Works son los más rentables para la
impresión de etiquetas, dado que permiten impresiones bajo demanda a partir de
etiquetas en blanco, haciendo que los textos, gráficos y pictogramas salgan
exactamente como sea necesario.
“La eficiencia de los equipos ofrece altos volúmenes de impresión a
un bajo costo, por lo que es una excelente solución para empresas pequeñas,
medianas y grandes, ya que genera un ahorro en los costos de producción y
permiten darle al cliente menor tiempo de respuesta”, explicó Karinna
Riofrío, Gerente General de Epson Centroamérica.
Gracias a la tecnología de sus cabezales, estos equipos aseguran la
máxima calidad de impresión, ya que funciona con tecnología de gota variable y
utiliza tintas con alta durabilidad y resistencia al roce. Esto brinda
resultados uniformes y precisos, especialmente en textos pequeños, gráficos y
códigos de barra.
Con la tecnología de gotas de tinta de tamaño variable, la impresora
hace un uso eficiente de la tinta, utilizando solo la cantidad adecuada según
las distintas zonas de la copia.
Estas impresoras sobresalen además por sus funciones de
auto mantenimiento y por su tecnología de verificación de inyectores, lo que
brinda impresión continua perfecta con la mínima intervención del usuario, ya
que trabaja en segundo plano para detectar los inyectores obstruidos y hacer
que vuelvan a funcionar a pleno rendimiento.
La impresora Color Works C831 cumple con normas del Sistema Globalmente
Armonizado (GHS) de producción de etiquetas para productos químicos. Este sistema
fue creado en el 2003 por el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas
para estandarizar la clasificación y etiquetado de productos químicos, que
incluye definir los riesgos físicos, ambientales y para la salud que representan;
crear procesos de clasificación y comunicar medidas de protección.
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