Ser Muchacha Guía es más que ser parte de un grupo de mujeres.
Es una tradición que permanece en las familias; generaciones de mujeres de
familias han sido parte de la Asociación Nacional de Muchachas Guías. Dora
Miller de Villagrán fue Muchacha Guía desde apenas sus 7 años de edad y este
año a la edad de 88 años siguió involucrada en este movimiento.
El Día del Pensamiento, en una entrevista realizada a Dorita,
como cariñosamente le decíamos, nos comentó “…Ni me van a poder sacar de aquí
nunca, no sea que ya me saquen muerta.”
La señora Miller de Villagrán expresó que el ser Muchacha Guía
para ella fue muy importante. Ella no le daba mucho reconocimiento a su nombre,
a los cursos ganados en el colegio, ella lo sentía más como una obligación. Se
dio cuenta que todo lo que alguien quiere enseñar se tiene que volver
importante, ya que si no hay interés entonces realmente se está enseñando “de
balde”. Informó que el ser Muchacha Guía le marcó la vida de diferentes formas,
y lo más significativo fue entender que una guía debe ser útil y enfrentar los
problemas por más grandes o pequeños que sean, no solo con los personales sino
ayudar a quienes le rodean, esto hace que la gente lo recuerde y haga muchas
amistades.
En la entrevista realizada, continuó indicando que las cosas
que enseñan en la Asociación no son cosas que se enseñan en el colegio, muchas
veces tampoco en casa; en la Asociación uno aprende a ser útil, a ayudar al
prójimo, salen con características que mucha gente jamás aprende y no lo hace
con tanta dedicación. La mejor forma para entender lo importante que es ser
Muchacha Guía es formando parte del equipo.
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