Según indicó la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en 2017, el cáncer de cuello uterino
es el segundo cáncer más frecuente entre las mujeres de América Latina y el
Caribe, y el cuarto en la región de las Américas, provocando
la defunción de unas 35.000 mujeres cada año y un estimado de 83.000 mujeres
diagnosticadas anualmente[1]. De acuerdo a estadísticas del Observatorio Global de
Cáncer (Globocan) en el año 2020 872 mujeres fallecieron como consecuencia del
cáncer cérvico uterino en Guatemala[2].
En el marco del Día
Mundial de la Prevención del Cáncer del Cuello Uterino es importante
recordar que el cáncer de cuello uterino es una de las enfermedades prevenibles
a través de la vacunación[3], lo
que hace necesario hacer un llamado de conciencia sobre esta enfermedad[4], que puede tratarse con bajos riesgos mientras su detección
sea oportuna y temprana[5].
Un diagnóstico oportuno puede salvar vidas
Con frecuencia, el cáncer de cuello uterino puede prevenirse
con pruebas de detección regulares para diagnosticar cualquier lesión, así como
con la vacuna contra el Virus de Papiloma Humano (VPH)[6].
Las pruebas y los procedimientos a continuación pueden usarse para la detección
del cáncer de cuello uterino[7]:
-
Prueba de VPH: Se realiza en una muestra de células extraídas
del cuello uterino de la mujer. Esta muestra se analiza para detectar las cepas
de VPH que se relacionan más frecuentemente con el cáncer de cuello uterino. La
prueba de VPH puede realizarse individualmente o combinada con una prueba de
Papanicolaou.
-
Prueba de Papanicolaou: La prueba de
Papanicolaou es la que se usa con más frecuencia para detectar los cambios
tempranos en las células que pueden derivar en cáncer de cuello uterino. Esta
también se llama citología vaginal. Para ella se debe obtener una muestra de
células del cuello uterino. Con frecuencia se realiza al mismo tiempo que una
exploración ginecológica bimanual como parte de un control ginecológico.
La detección del cáncer de cuello uterino se puede realizar
durante una cita con un médico de atención primaria o un ginecólogo[8].
Vacunación como una alternativa de prevención
Una manera de prevenir el VPH es vacunarse[9].
Las vacunas protegen contra los tipos de virus del VPH que causan los
precánceres y cánceres de cuello uterino, vagina, vulva y ano con mayor
frecuencia. La Organización Mundial
de la Salud (OMS) recomienda vacunar a las niñas de 9 a 14 años[10].
Consulte
a su especialista médico y proteja a sus hijos contra el Virus del Papiloma
Humano.
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