La División Agrícola de Bayer en Guatemala busca, para el 2025, incorporar a la agricultura moderna a más de 100 mil pequeños productores de maíz de la zona del altiplano, con paquetes de insumos a la medida de sus necesidades, así como difusión y asistencia técnica en los 22 idiomas que se hablan en la región.
Específicamente, para el 2022, el “Programa de Transformación para Pequeños Agricultores de Bayer” tiene la meta de alcanzar a 20 mil productores, 14 mil más que los 6 mil que se incorporaron en el 2021, con 750 hectáreas sembradas, las cuales duplicaron el rendimiento de sus cultivos, incrementando los ingresos de los agricultores y beneficiando directamente a más de 40 mil personas.
“La introducción de
ciencia, a través de semillas híbridas, así como la asesoría en prácticas
agronómicas modernas, asistencia técnica especializada y equipamiento, han
permitido que los agricultores tengan rendimientos muy superiores. Esto se
traduce en mayores ingresos y calidad de vida para ellos y sus familias, además
de una mayor producción para atender las necesidades de alimentación de la
región”, explica José de la Paz, gerente de este y otros programas de Bayer
dirigidos al pequeño agricultor en Centroamérica.
El camino para construir el “Programa de Transformación para Pequeños Agricultores de Bayer” fue mostrándose lentamente, de la mano de otros programas como DKsilos que funciona desde hace 5 años en México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, República Dominicana y Panamá con foco en el pequeño agricultor-ganadero.
Este proyecto es parte del
compromiso global de Bayer
con la sostenibilidad, que incluye la meta de ayudar a salir de la pobreza a 100 millones de
pequeños agricultores en el mundo y que en la región de Latinoamérica Norte
(desde México hasta Perú), busca impactar a 3,2 millones de productores para
2030.
De la Paz agregó que “los
agricultores participantes duplicaron su producción de maíz; en términos
económicos, los cultivos con maíz criollo de la zona tienen rendimientos
promedios de 44 quintales de maíz por manzana, con una rentabilidad muy baja
que solo cubre los costos del cultivo. Utilizando los maíces híbridos
obtuvieron un promedio de rendimiento de 106 quintales por manzana, permitiendo
que el agricultor tuviera grano para su consumo, así como un excedente para
vender en su comunidad, obteniendo ingresos adicionales de alrededor de 9,000
quetzales por manzana”.
“Adicionalmente, logramos
tener cosechas 60 días antes que con el maíz criollo, lo que permite al
productor aprovechar la tierra para hacer rotación con otros cultivos de ciclo
corto como hortalizas, ganando dos meses por año en la ocupación de la tierra”,
indica De la Paz.
El “Programa de Transformación
para Pequeños Agricultores de Bayer” comenzó hace 5 años con estudios
antropológicos en el altiplano guatemalteco, entendiendo la cultura,
cosmovisión, particularidades de cada uno de los grupos que habitan esta zona
del país, además de su percepción sobre la agricultura moderna, la ciencia y la
innovación agrícola. “Queríamos encontrar la forma de ayudarle a estos
agricultores a producir el alimento que necesitan para su día a día, pero
además a tener un excedente para venta que les permitiera convertirse en
empresarios y vivir dignamente de la agricultura”, explica De la Paz.
Los resultados preliminares
fueron contundentes: 7 de cada 10 encuestados estaban dispuestos a probar y
transformar su forma de trabajar, si esto les permitía ser más eficientes y
rentables. El estudio también mostró un interés importante por parte de las
comunidades, en obtener semillas de frutas y hortalizas, así como semillas
convencionales híbridas de maíz para sus cosechas.
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