miércoles, 17 de junio de 2020

95 % de los casos de cáncer de riñón se presentan de forma esporádica


Según la Sociedad Española de Oncología Médica, el 95 % de los casos de cáncer de riñón suelen presentarse de forma ocasional y solo un 5 % son de origen genético o hereditario. Estas características sumadas a que en su etapa inicial no muestra algún signo o síntoma, hacen que a esta enfermedad también se le conozca como el cáncer que no avisa.

Hasta el día de hoy, se desconocen las causas exactas que pueden desencadenar este tipo de cáncer; sin embargo, factores como el fumado –que redobla el riesgo de desarrollarlo-, la obesidad, el uso indiscriminado de analgésicos, padecer hipertensión arterial (presión alta), exponerse a ciertos productos químicos (cadmio y asbesto), ser de raza afroamericana y tener enfermedad renal avanzada que implique hacerse diálisis, se relacionan con un mayor riesgo de padecer este tumor. Asimismo, el cáncer de riñón es dos veces más frecuente en hombres.

A nivel hereditario, las personas con un familiar en primer grado de consanguinidad que padezca cáncer de riñón tienen, también, mayor probabilidad de sufrirlo. Adicionalmente, existen otras enfermedades que pueden desencadenar este tipo de tumor, tal es el caso de la enfermedad de von Hippel-Lindau y el síndrome de Cowden.





          






“El cáncer de células renales es el más común y suele originarse en las células de la corteza del riñón, donde se desarrolla la función más importante de este órgano que es eliminar todas las toxinas del organismo para ayudar a filtrar la sangre. En Pfizer, estamos comprometidos con velar por la salud de los pacientes y es por eso que los instamos a seguir practicando ejercicio físico, alineado con el lema del día mundial de esta enfermedad en el año 2020, siempre y cuando el paciente no lo tenga contraindicado por su médico. El ejercicio puede ayudar a mantener el cuerpo más energizado, mejorar el estado de ánimo y en general, mejorar la calidad de vida, destacó la doctora Eyra Medina, GerenteMédico de Pfizer Centroamérica y Caribe.

Los riñones también nos ayudan a controlar la presión sanguínea y a ver que nuestro cuerpo tenga suficientes glóbulos rojos, ya que producen la hormona llamada eritropoyetina.5

De acuerdo con cifras de la Coalición Internacional del Cáncer de Riñón, aproximadamente unas 338.000 personas se diagnostican anualmente con este tipo de cáncer, en el mundo.1De estas, cerca de193 son guatemaltecos.6

Así como a los pacientes se les recomienda hacer ejercicio físico, quienes tengan factores de riesgo y la población en general también deben practicarlo, con el propósito de disminuir las probabilidades de padecer este cáncer. Otros consejos que pueden aplicar estas personas es dejar de fumar, mantener un peso saludable, llevar una alimentación balanceada y con alto contenido de frutas y verduras, así como evitar la exposición en el lugar de trabajo a sustancias dañinas como el tricloroetileno.4




Diagnóstico por casualidad

Como la mayoría de los casos de cáncer de riñón suelen presentarse de forma esporádica y en aproximadamente un 40 % no se dan síntomas, su diagnóstico suele ocurrir por una eventualidad o cuando el tumor ya está en etapas más avanzadas.7(Ver recuadro: “Síntomas del cáncer de riñón avanzado”).

Lo anterior, sucede porque al estar los riñones en un área profunda del cuerpo, en muchas ocasiones el cáncer no se puede ver o palpar con un examen físico. Asimismo, a que no causa dolor y que no existen pruebas recomendables para realizar una detección precoz de la enfermedad.8

Cuando se tiene sospecha de un cáncer de riñón, el médico tratante realizará un examen físico –para ver si existe alguna masa o bulto en la zona-y un historial del paciente con el fin de analizar sus factores de riesgo. Asimismo, le remitirá una prueba de orina para conocer si existen pequeñas cantidades de sangre o algún otro factor importante en la muestra.9

Adicionalmente y dependiendo de las indicaciones del especialista, se le deberá realizar al paciente un estudio por imágenes que puede ser desde un ultra sonido hasta una tomografía computarizada (TAC) o una resonancia magnética, con el propósito de determinar y evaluar si existen masas en el riñón, alguna infiltración a la vena cava inferior o si el cáncer se ha extendido a otros órganos del cuerpo. Por su parte, la biopsia solo se realizará cuando este tipo de estudios no sean suficientemente concluyentes para establecer si se puede hacer una cirugía o no.2y9

El valor de las terapias dirigidas en la atención del cáncer de riñón

Existen diferentes tratamientos para las personas con cáncer de células renales. A nivel localizado, el principal es la cirugía, ya que permite extraer el riñón por completo o solamente el tumor con el tejido que rodea al órgano respectivo. También, se utiliza la radioterapia cuando una persona tiene un solo riñón o no está lo suficientemente saludable para someterse a una operación.

Otros tipos de tratamientos son de carácter sistémico; es decir, se administran vía oral o intravenosa y pueden impactar las células cancerosas en todo el cuerpo. Específicamente, destacan las terapias dirigidas que se usan para tratar cánceres avanzados de riñón y permiten reducir el desarrollo de la enfermedad e inclusive, una mejor calidad de vida para los pacientes.10

Los medicamentos que trabajan de forma dirigida tienen un valor doblemente importante, ya que algunos de estos tratamientos también funcionan como terapia adyuvante. Es decir, se pueden usar después de una cirugía para ayudar a disminuir el alto riesgo de recurrencia del cáncer, en aquellas personas cuya probabilidad de recurrencia es alta.

“Nuestro propósito como un actor del sector salud es llevar a las personas innovaciones que extiendan y mejoren significativamente la calidad de su vida. Por eso, consideramos que las terapias dirigidas están brindando a los médicos variedad de opciones terapéuticas para pacientes con cáncer de células renales. Estos tratamientos han demostrado su valor con una eficacia mejorada y a medida en que tanto la investigación clínica como la experiencia con esta enfermedad sigan avanzando, podremos mejorar e inclusive traer nuevas opciones para ellos”, comentó la doctora Medina.

La buena relación entre el médico y el paciente siempre es vital, así como mantener una buena comunicación. Todo paciente debe consultar lo necesario con respecto a su enfermedad y al tratamiento, incluyendo cómo afectará su ritmo de vida actual y los efectos que tendrá.                                                                                                   


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