En la primera exposición
individual de Maribel Saravia observamos la espontaneidad de su obra y la
decidida actitud de pintar sin ataduras académicas. Dos años después, en El Espíritu de las Piedras,
encontramos una propuesta nueva, dentro de su propio estilo y autenticidad,
manifestada con gran ímpetu expresivo. La muestra permanecerá abierta en la Galería
Punto cero, 12 calle 2-25 zona 10, edificio AVIA 2do. Nivel, del 23 de
agosto al 30 de septiembre, en horario de lunes a domingo de 10 am a 8 pm. La
entrada es libre
Al recorrer la exhibición,
nuestra mirada penetra en sus cuadros, llenos de movimiento, atrapándonos y
llevándonos literalmente a formar parte de la densidad y el ritmo de las
formas. Las composiciones han sido logradas con movimientos firmes y seguros,
que prácticamente surgen de la habilidad física de la artista al maniobrar
la resina líquida sobre el soporte.
En su obra, Maribel nos anima a
intuir el tiempo a partir de la creación de formas que nos cautivan,
produciendo en nosotros cierto temor a lo desconocido, porque traen a nuestra
mente la visión fantástica de grutas, remolinos, las entrañas de la tierra o la
profundidad del cielo. Es el Arte, transmitiéndonos sensaciones que la rutina
de la vida cotidiana no nos permite percibir.
Además de
divertirse durante cada paso de la preparación de esta muestra, la artista
aporta un nuevo enfoque a su anterior tendencia. Ahora juega con un “personaje matérico”. Se trata
de la piedra. No cabe duda que está fascinada por las texturas y
colores de este material que ha sido utilizado de diferentes formas, desde la antigüedad, en
las expresiones artísticas de toda cultura que ha perdurado al
pasa rel tiempo.
En las sociedades antiguas se
rendía culto a la piedra, tanto por su realidad material como por el
simbolismo que llegó a tener para responder a grandes interrogantes del ser
humano. Así, hubo piedras que llegaron a considerarse “sagradas”. Transcurrió el tiempo y esta materia sufrió
transformaciones al ser tallada y pulida. En la actualidad, además de ser
intervenida con martillo y cincel, hay artistas que las emplean en su forma
originaria. Así, naturales, han deslumbrado la retina de Maribel, de tal manera, que
las representa tratando de capturar sus brillos y matices.
La piedra es ahora el personaje
central y misterioso de los mensajes encriptados de la artista, que esperan ser
interpretados por el público. Una vez más, la obra de Maribel será una
salida para la rutina del espectador; quizá, entre otras percepciones, el
arte provocará en nosotros el recuerdo de aquellas piedras sagradas que guardamos en
nuestro imaginario heredado. La artista seguramente seguirá su camino, en la
búsqueda de nuevas experiencias para liberar su necesidad de expresión.
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