En el marco de la conmemoración de Julio Libre de Plástico, Rescue the Planet busca llamar la atención hacia una temática que necesita ser considerada y atendida urgentemente. Nos referimos a la presencia de microplásticos en mariscos y otros alimentos que son consumidos por el ser humano.
La producción y el uso de microplásticos en el mundo ha aumentado
exponencialmente desde la década de 1950 hasta alcanzar más de 320 millones de
toneladas en 2015. Teniendo en cuenta que la demanda de productos plásticos
sigue aumentando, se estima que su producción alcanzará los 1000 millones de toneladas
para 2050.
Por sus propiedades gran cantidad de plástico termina en ecosistemas
acuáticos como ríos o el mar. Este plástico por la influencia del agua, la sal
y el sol se fragmenta y convierte en Microplásticos. Como su nombre indica, los
microplásticos son pequeñas partículas y fibras de plástico. La Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO) los identifica como partículas inferiores a
cinco milímetros.
La FAO explica que el tamaño es un factor importante para determinar la
medida en que los organismos pueden verse afectados. Los microplásticos,
invisibles a simple vista, afectan principalmente a pequeños peces, organismos
invertebrados y otros animales filtradores que tienen el potencial de entrar en
nuestra cadena alimentaria.
Según los estudios, se ha observado que más de 220 especies diferentes
ingieren desechos microplásticos en condiciones naturales. Excluyendo a aves,
tortugas y mamíferos, el 55% de ellos son especies que tienen importancia
comercial, tales como los mejillones, las ostras, las almejas, el camarón
pardo, la cigala, entre otros.
Los microplásticos se han encontrado en diversos alimentos consumidos
por seres humanos, como la cerveza, la miel y la sal de mesa, pero son los
mariscos la fuente mejor conocida a la que se expone el consumidor.
Estudios en Centroamérica muestran presencia de microplásticos en
camarones, peces y sal
Las estudiantes de la Universidad del Valle de Guatemala, Pamela Jerez y
Adriana Ortega, realizaron un estudio que consistió en la cuantificación de los
microplásticos en dos grupos de crustáceos (Litopenaeus vannamei, y cangrejo)
de importancia comercial recolectados en Guatemala. Las muestras de los
cangrejos utilizados en la investigación se obtuvieron en el Mercado La
Terminal ubicado en zona 4, Guatemala. Y las muestras de los camarones
utilizados en la investigación fueron comprados en el Mercado de Boca del Monte
ubicado en ese municipio. En total fueron 15 muestras.
Lo alarmante del caso es que, en todas las muestras analizadas de ambos
grupos se encontró presencia de microplásticos. En el caso de los camarones, se
observó un total de 468 microplásticos y en el caso de los cangrejos se observó
un total de 332 microplásticos. Siendo
los hallazgos: fibras, fragmentos plásticos y microperlas.
Los microplásticos encontrados son tan pequeños que no se distinguen a
simple vista en las muestras obtenidas, es necesario el uso de un
estereoscopio, y en algunos casos, de un microscopio, para poder observar estos
microplásticos. Así que el humano no puede ver la presencia del microplástico
en sus alimentos a simple vista. “Que no se vea, no significa que no estén
presentes” indica Sergio Izquierdo director de Rescue the Planet.
“Basándonos en el estudio realizado, las consecuencias de consumir
microplásticos frecuentemente son extremadamente graves, por lo que se
recomienda disminuir el consumo de estos organismos ya que poseen altas
cantidades de microplásticos. Asimismo, se recomienda también disminuir el
consumo de plásticos de un solo uso pues es la demanda y el desecho de estos
productos los que contribuyen a la acumulación de plásticos en diversos
organismos acuáticos”, expresan Jerez y Ortega.
Por su parte la bióloga hondureña Sara Zuniga quien participó en la
expedición Plasticósfera organizada por Rescue the Planet refiere un
estudio realizado el 2 de marzo del 2019 que consistió en evaluar la frecuencia
de microplástico en el sistema digestivo depeces de la especie Yalatiel
(Ocyurus Chrysurus). Los peces fueron obtenidos por medio de la Asociación de
Pescadores Artesanales de Puerto Cortés en Honduras. Las muestras que ellos
traían ese día provenían de Punta Sal, Atlántida, Honduras.
Se encontraron microplásticos (fibras y fragmentos) en 64% de las
muestras analizadas. Las partículas
encontradas eran menores a 1mm por lo que se requirió un microscopio de
disección para poder observarlas. El hecho de haber encontrado partículas de
microplástico en la especie Yalatiel es un problema de suma importancia ya que para
el 2013 era el pez con mayor demanda en la costa norte de Honduras y si bien,
no se ha estudiado a profundidad los efectos que puede provocar la ingesta de
micraplástico en humanos, se sabe que en organismos acuáticos como los peces
puede afectar su comportamiento, sistema endocrino, alimentación e incluso
provocar la muerte. Este es un tema de gran relevancia ya que los plásticos
están asociados a químicos aditivos los cuales son bioacumulables y se
transmiten a través de la cadena alimenticia pudiendo así llegar hasta el plato
de nuestra mesa.
Microplásticos en 13 diferentes marcas de sal guatemalteca
Asimismo, la Dirección General de Investigación de la Universidad de San
Carlos de Guatemala, presentó los resultados de una investigación cofinanciada
por la DIGI que demostró que existen
microplásticos en la sal extraída por evaporación en las costas del Pacífico
guatemalteco; el estudio incluyó un muestreo al azar en supermercados de la
ciudad capital, en el cual se comprobó la presencia de estas partículas en 13
marcas de sal de producción local y provenientes de las costas del Pacífico en
un rango comprendido de 32-3475 partículas/Kg.
En su sitio web WWF indica que su
estudio “Sin plástico en la naturaleza: la evaluación de la ingestión humana
de plástico” presenta cifras alarmantes, indica que se está consumiendo
2000 partículas de plástico (5 gr), equivalentes a una tarjeta de crédito cada
semana.
Todavía no entendemos las
consecuencias totales de nuestro consumo de plástico.Lo que sí se sabe es que
la manera en que estamos utilizando este material está causando graves
consecuencias a la naturaleza y así, se está filtrando al aire que respiramos,
los alimentos que comemos y el agua que bebemos.
“Ante las evidencias científicas, es necesario que tomemos acciones para rechazar el plástico de un solo uso. No solo se trata del ambiente y de la fauna. También es un asunto de la preservación de la salud del ser humano. Busquemos y exijamos empaques que sean sostenibles con el ambiente. No existe otra alternativa lógica que “cerrar el chorro” y rechazar el plástico desechable de un solo uso, porque no hay Planeta B al cual podamos huir cuando hayamos acabado con este”, concluyó el director de Rescue the Planet Sergio Izquierdo.
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