Con una propuesta innovadora para aprovechar las
cáscaras del camarón que se desechan actualmente en Guatemala, la química María
Isabel Amorín Cabrera ganó la tercera edición del concurso de responsabilidad
social de Bayer “Ve+allá”, el cual brinda
oportunidades para que las personas puedan impactar positivamente a sus
comunidades con iniciativas enfocadas a dar solución a problemas sociales en
temas de salud y nutrición, fomentando la innovación.
Según su planteamiento, el exoesqueleto del camarón,
al que conocemos como su cáscara, es uno de los desperdicios más grandes y
negativos de este animal marino; sin embargo, su composición química, tratada
con biotecnología, permite el desarrollo de biopelículas o parches con
beneficios antibacteriales y antimicrobianos que pueden ser utilizados para el
tratamiento de heridas, quemaduras y lesiones que no cicatrizan.
El proyecto denominado CrustaTecBioMar fue el ganador
entre los 67 inscritos para esta edición.El concurso premió a la ganadora con
una pasantía de un mes, con todos los gastos pagados, en el Centro de
Investigación en Biotecnología del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC),
un tutor, asistente, el uso completo de las instalaciones y sus equipos; así
como un paquete de USD$1.500 para la compra de reactivos y consumibles
requeridos para el desarrollo de su trabajo en el TEC. También se hizo
acreedora de un paquete de asesorías con expertos en Planes de negocio, Propiedad
intelectual, Finanzas y Mercadeo.
“Al utilizar este residuo en la producción de estos
parches, se estará dando un alto valor agregado al desecho, contribuyendo al
logro de los objetivos de desarrollo sostenible y propiciando una bioeconomía
circular, además de impactar en la salud y calidad de vida de las personas”,
dijo Amorín Cabrera.
El proyecto en detalle
La industria camaronera es muy importante en la
economía; sin embargo, el tratamiento de los desperdicios que se generan es un
reto ambiental. El exoesqueleto (cáscara) representa la porción no comestible
del camarón y equivale al 40% del peso total. Este residuo es en algunos casos usado
para la elaboración de alimento para peces, pero también se convierte en un
desecho que llega a vertederos de basura, ríos y cuerpos de agua cercanos,
provocando un riesgo ambiental considerable.
La cáscara de camarón tiene una composición química
muy interesante, y mediante el uso de la biotecnología, se puede dar uso a este
residuo, para el desarrollo de biopelículas (parches) con actividad
antibacterial y antimicrobiana, que permitan la curación y regeneración de
tejido dañado.
El desarrollo de esta tecnología involucra la biorefinería
de las cáscaras de camarón para la obtención de quitosano, el entrecruzamiento
con otras moléculas, también de origen marino, y la utilización de aceites
esenciales que aumenten su actividad antibacterial, antimicrobiana y
cicatrizante.
Este proyecto tendrá un gran impacto para las personas
que sufren de heridas, principalmente las provocadas por quemaduras y lesiones
del pie diabético, padecimiento que representa la primera causa de amputación
de extremidades en el mundo, y que puede ser prevenido mediante la atención
temprana de la lesión.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), el número de diabéticos en Guatemala pasará de 139 mil a 447 mil en el
año 2030; asimismo, al año se registran más de 100 mil personas afectadas por
quemaduras.
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