martes, 8 de noviembre de 2022

¡Atención diabético! ¿Sabe cómo están su riñones?

 

Los riñones son como ese malabarista que procura mantenerse en equilibrio sobre la cuerda, a 100 metros de altura, para no caerse y “partirse el alma” en mil pedazos.

Resulta que estos órganos tienen la menuda tarea de mantener nuestro organismo equilibrado y para esto, en su descripción de puesto dice que son los encargados de sacar de nuestro cuerpo los desechos, mantener balanceados los líquidos internos, mantener la presión sanguínea bajo control y ayudar a producir glóbulos rojos, los cuales tienen una proteína que se llama hemoglobina, que es como el transporte público que lleva el oxígeno desde los pulmones al resto del cuerpo.

Resulta que para este trabajo de eliminar los desechos, balancear los líquidos y mantener la presión sanguínea a raya, los riñones tienen cientos de miles de empleados que se llaman nefronas y su labor es la de filtros.

 “¿Y esto qué con los diabéticos?” Bueno, el asunto es que, con el tiempo, en los diabéticos, estos empleados van dejando de cumplir con su delicado trabajo de filtrar.

Una explicación más detallada: conforme avanzan los años, los niveles altos de azúcar en la sangre que presentan los diabéticos, pueden dañar vasos sanguíneos en los riñones y en las nefronas y ocasionar que dejen de funcionar. Esto se llama enfermedad renal crónica en el paciente con diabetes mellitus tipo 2.

Vale la pena recordar que la diabetes es una enfermedad grave en la que el cuerpo deja de producir las cantidades suficientes de insulina (hormona que permite al cuerpo usar la glucosa (tipo de azúcar que se encuentra en muchos carbohidratos) como energía o no puede usar la que produce. Esto causa problemas graves en diferentes partes del cuerpo.

En Guatemala se estima que la prevalencia de la diabetes es de 700 por cada 100.000 habitantes y hay unos 120.000 casos al 2020. En las guatemaltecas, tiene una mayor incidencia 3:1 con respecto a los hombres y, a partir de los 40 años, tiende a incrementarse.

Al inicio, la enfermedad renal crónica en el paciente con diabetes mellitus tipo 2 no hace bulla, está calladita. Conforme va avanzando, ya empieza a hacer escándalo y aparecen los síntomas:

·         Empeora el control de la presión arterial

·         Proteína en la orina

·         Hinchazón de pies, tobillos, manos u ojos

·         Aumento de la necesidad de orinar

·         Menor necesidad de insulina o medicamentos para la diabetes

·         Confusión o dificultad para concentrarse

·         Falta de aire

·         Pérdida de apetito

·         Náuseas y vómitos

·         Picazón constante

·         Fatiga

La  enfermedad renal crónica en el paciente con diabetes mellitus tipo 2 es una complicación muy grave de la diabetes y es importante detectarla a tiempo para poder tratarla y darle al paciente vida con calidad. Como se mantiene silenciosa en sus primeras etapas, la forma de detectarla es con un examen de orina para ver si hay presencia de una proteína que se llama albúmina, esta es la señal que tiene un diabético para saber si su riñón podría estar comprometido. Este examen se debe hacer una vez al año, al menos.

¿Se puede tratar?

Sí, se puede tratar. Existe una medicamento llamado finerenona que se usa en adultos con enfermedad renal crónica por causa de la diabetes tipo 2. Este tratamiento lo que hace es disminuir el riesgo de que enfermedad empeore y que el paciente tenga que pasar un buen tiempo internado en un hospital debido a complicaciones del corazón como insuficiencia cardíaca, enfermedad cardíaca o de los vasos sanguíneos, lo cual puede causarle la muerte.

Este medicamento, que está disponible en Guatemala, con receta médica, lo que hace es evitar que ciertos esteroides que se producen en el cuerpo dañen el corazón y los riñones.

Bueno, amigo diabético, ya lo sabe, además de cuidar sus ojos por una retinopatía diabética o un edema macular diabético; y, sus pies, para que no desarrolle pie diabético, entre otros… también tiene que ponerle mucho cuidado a sus riñones. Ellos y su cuerpo se lo agradecerán, como el malabarista que logra llegar sano y salvo al otro lado, a 100 metros de altura.

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