Los incendios forestales y las quemas agrícolas son desafíos
ambientales críticos que siguen impactando diversas regiones a nivel mundial, y
Guatemala no es una excepción. Según el informe técnico "Cuantificación de
zonas afectadas por incendios forestales y quemas agrícolas en Guatemala, 2024"
elaborado por la Asociación Centroamericana Centro Humboldt (ACCH), se ha
registrado un notable aumento en la frecuencia e intensidad de estos eventos
durante el periodo de enero a abril de 2024. Estas situaciones han tenido
consecuencias devastadoras para el medio ambiente y la población guatemalteca.
El
impacto ambiental de estos eventos se manifiesta en la pérdida de
biodiversidad, la degradación de hábitats naturales, y la afectación de la
calidad del aire y del suelo. “Además, representan una seria amenaza para la
salud humana, el bienestar socioeconómico de las comunidades locales, y
contribuyen significativamente al cambio climático al liberar grandes
cantidades de Gases de Efecto Invernadero a la atmósfera” explica Víctor Campos,
director ejecutivo de ACCH.
Crecimiento alarmante de
los focos de calor en Guatemala: Comparativa entre 2023 y 2024
Según los
datos recopilados por el sensor VIIRS (por sus siglas en inglés: Visible
Infrared Imaging Radiometer Suite) del 1 al 15 de abril de 2023, se registraron
2 mil 58 puntos de calor en Guatemala, concentrándose principalmente en los
departamentos de Petén, Santa Rosa, Suchitepéquez y Zacapa.
Sin
embargo, comparando estos datos con el mismo periodo en 2024, se encontró con
un aumento en la cantidad de focos de calor, que se ha duplicado, superando los
4 mil focos confirmados en todo el territorio nacional. Los incendios se
concentran en los mismos departamentos mencionados anteriormente, con la
adición de Escuintla, Jutiapa, Baja Verapaz, El Progreso y el departamento de
Guatemala.
De los 4
mil 183 puntos de calor registrados en el periodo mencionado, 2 mil 181 se
clasificaron como incendios forestales y los 2 mil restantes como quemas
agrícolas. Estos datos reflejan que los incendios forestales ocupan una
proporción significativa dentro de la dinámica de severidad de incendios.
Evaluación de la crisis
de incendios en Guatemala
Según el
informe de ACCH en cuanto a la superficie afectada, se estima que el 12.7% del
territorio nacional (equivalente a 1 millón 393 mil hectáreas) se encuentra
severamente afectado por incendios. De esta área, el 8.8% (equivalente a 960
mil 341 hectáreas) representan incendios forestales y el 3.9% (equivalente a 433
mil 075 hectáreas) restantes son por quemas en zonas agrícolas.
Es
fundamental destacar que las áreas afectadas por quemas agrícolas han sido clasificadas
en la categoría de severidad más alta en cuanto a incendios, generando impactos
ambientales significativos, especialmente en terrenos destinados a la
producción, representando una amenaza a largo plazo para la producción
agropecuaria de Guatemala.
Por otro
lado, las zonas de incendios forestales se encuentran clasificadas en la
categoría de severidad media, a pesar de encontrarse en esta categoría, aún
están sujetas a impactos ambientales significativos, como la pérdida de
biodiversidad y la destrucción de hábitats para la fauna silvestre.
Finalmente,
del 87% restante del territorio nacional aproximadamente el 20.5% (alrededor de
2 millones de hectáreas) fue afectado por incendios, con una intensidad baja en
algunos casos. Estos incendios pueden pasar desapercibidos o tener impactos
menos significativos en los ecosistemas. Por lo general, son más localizados y
generan impactos a escala local.
Departamentos más
afectados
Se ha
determinado que 6 de los 22 departamentos de Guatemala son los más afectados
por incendios forestales y quemas agrícolas: Escuintla, Suchitepéquez, Jutiapa,
El Progreso, Guatemala y Baja Verapaz.
De estos Jutiapa
y Escuintla sufren más quemas agrícolas, mientras que El Progreso y Ciudad de
Guatemala son mayormente afectados por incendios forestales.
“Es necesario
hacer un llamado de atención ante las condiciones actuales del país, así como
tomar medidas urgentes para disminuir los efectos sobre la población expuesta y
el deterioro de ecosistemas producto de incendios forestales y quemas
agrícolas” concluye campos.
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