La Federación de Cámaras y Asociaciones Industriales de Centroamérica y República Dominicana -FECAICA- organizó el conversatorio virtual: Evolución del comercio ilegal en Centroamérica y la República Dominicana, donde se discutió el impacto negativo que tiene esta actividad ilegal en los países de la región y posibles maneras para combatirla.
Walter Bran, director ejecutivo de FECAICA, resaltó la importancia de buscar medidas y acciones para
reducir el impacto del comercio ilegal. “Sobre
todo,” dijo, “es necesario que en
América Central y el Caribe se desarrollen proyectos para el fortalecimiento de
la seguridad fronteriza, ya que esta es la primera línea de defensa contra el
ingreso de este tipo de mercancía”.
Juan Carlos Buitrago Arias, brigadier retirado de la Policía Nacional de
Colombia, explicó que “el comercio ilícito sigue siendo una amenaza creciente a
nivel global. El comercio ilícito le cuesta al mundo US$464 billones, y a
Latinoamérica, US$210 mil millones”.
Enfatizó que “el contrabando,
defraudación y falsificación hacen parte de todo un sistema complejo de
economía criminal que está vinculado con lavado de dinero, narcotráfico y con
el terrorismo de actividades delincuenciales que se manifiestan como una
amenaza a la seguridad del Estado”.
Los modos de operar, explicó, ya no es el contrabando puro y simple sino
más complejo, han evolucionado. Con escoltas que se enfrentan para proteger el
comercio ilícito de licores o de cigarrillos, por dar un ejemplo.
En su disertación explicó que el contrabando técnico es la máxima
expresión de cómo se presentan las mafias con apariencia de legalidad. Con la
subfacturación, la sobrefacturación, el cambio de arancel, y el cambio de
origen de producto. Es el principal peso del comercio ilícito.
“Mafias” apuntó, “que se mueven con apariencia de legalidad, con su razón social, pero que incurren y tienen como práctica sacar ventaja mediante actos ilícitos aduaneros. Los principales focos para intervenir esta problemática son hacerle frente a las estructuras y rentas criminales y sobre todo, tener un control integral fronterizo”.
El señor Ramón Pérez Fermín, viceministro Comercio Interno de República Dominicana, recalcó que “no existe una fórmula única o exclusiva, consideramos que, por naturaleza, hay que estar en constante revisión, darle seguimiento sin darle chance a quienes intentan actuar al margen de la ley. Tenemos tolerancia cero a estos ilícitos. Empezamos a atacar, conjuntamente con el sector privado, el comercio ilegal en República Dominicana. Ha ido germinando en la dirección adecuada. En 2019 hubo más de 500 hechos indeseados de intoxicación de alcohol. Hoy, en 2022, no tenemos un caso de muerte por alcohol adulterado”.
En la defraudación aduanera, dice Díaz, entra gran cantidad de mercancía
que no paga impuestos. “Estamos
preocupados y le estamos dando bastante importancia. Tenemos puestos de control
para contrarrestar los puntos ciegos. Es importante cercenar las fuentes de
financiamiento de estos grupos”, enfatiza.
Desde la
perspectiva centroamericana, Carlos Armando Avilés, consultor de seguridad de
la Asociación de Distribuidores de El Salvador (ADES), confirmó que entre los
problemas principales de contrabando y comercio ilícito a los que se enfrentan
están los cigarrillos, los licores, los aceites comestibles, las pastas
dentales y los pollos vivos. “En cada país, tenemos los mismos problemas, pero
con diferente receta. Aquí tenemos las pandillas, que son 80 mil pandilleros,
con el 93% de presencia en los 20 mil kilómetros cuadrados de territorio. Eso
asusta. Por eso, el gobierno actual ha lanzado la operación “Control
Territorial”, y han capturado a 47 mil pandilleros, aparte de los 30 mil que ya
estaban en prisión. Esto le ha restado fuerza al contrabando, porque ellos
estaban metidos en esto”.
Precisa que “no podemos actuar solos, debemos tener alianzas con el
gobierno central para combatir el contrabando”.
El 70% del contrabando que entra al país es contrabando técnico. Por
ejemplo, los cigarrillos están en primer lugar. De cada 10 cigarrillos que
están en el mercado, 4 son de contrabando. El aceite comestible entra desde
Guatemala y Honduras, de manera legal, pero una vez dentro del Salvador esas
pipas luego son distribuidas en bolsitas poco higiénicas, que ya tienen su
demanda dentro de los mercados locales. “Nos está causando una competencia
desleal y un problema de salud”, dice Avilés.
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