Cada año, al menos 15 millones de nacimientos son prematuros, una cifra
que va en aumento[i] y que preocupa a las
autoridades de salud, debido a que un millón de estos niños fallecen al verse expuestos
a un sinnúmero de enfermedades que conducen a complicaciones[ii]
como el virus respiratorio sincitial
(VRS), un virus estacional muy común que puede transmitirse fácilmente de
persona a persona, causando por lo general síntomas leves, pero provocando
infecciones graves en los pulmones[iii]
y otras complicaciones que pueden requerir atención hospitalaria en bebés y niños pequeños de alto riesgo.
Más de la mitad de los bebés están expuestos al este virus en su primer
año de vida, el cual se propaga al estornudar, toser o al tocar algo que pueda
contener el virus. Su período de incubación es de 2 a 8 días y los síntomas
varían según edad, factores de riesgo, exposiciones ambientales y antecedentes
de infecciones previas. Los síntomas más comunes son congestión nasal, tos, pérdida
de apetito, estornudos, fiebre, dolor de cabeza y silbancias[iv].
En casos graves, el VRS puede ocasionar bronquiolitis, que es una inflamación
de las vías respiratorias pequeñas en los pulmones, en el 90% de los casos[v]
y neumonía[vi],
que afecta a un 50% de casos diagnosticados con VRS.
“Los bebés prematuros, con malformaciones de corazón y con enfermedades
pulmonares crónicas que requieren oxígeno en casa, se encuentran con mayores
riesgos de adquirir esta infección, que puede enfermarlos gravemente y en algunos
casos, ser potencialmente mortal”, explicó el Dr. Esteban Coto, Director Médico
de AstraZeneca para Centroamérica y el Caribe.
El VRS es considerado la principal causa de hospitalización en los lactantes
y la segunda causa de muerte postnatal a nivel mundial. La OMS (Organización Mundial de la Salud) estimó que por año se presentan 33
millones de casos asociados al VRS en menores de 5 años, de los cuales 3
millones requieren hospitalización. Se estima que 45 de cada 100 niños que
llegan al hospital son menores de 6 meses
En nuestra región podría registrarse un aumento de casos en los próximos
meses debido a que este virus es estacional y se exacerba con la llegada de las
lluvias, por un periodo que tiene una duración promedio de 5 a 6 meses. Además,
es importante considerar que, debido al confinamiento por la pandemia, una
parte importante de la población infantil no ha estado expuesta al virus y con
el regreso a la presencialidad educativa en muchos países, es posible que aumente
la transmisibilidad de menores en edad escolar y pre-escolar a los más pequeña.
Es importante proteger a los niños de enfermar gravemente por el VRS.
Existen alternativas terapéuticas que han demostrado una reducción efectiva en
la tasa de hospitalizaciones relacionadas con el VRS en bebés prematuros y de
alto riesgo. En esta categoría se
encuentran los niños que nacen con defectos en el corazón que provocan
dificultades en la circulación de la sangre hacia el cuerpo y los pulmones
(esto se conoce como cardiopatía congénita hemodinámicamente significativa).
Para prevenir el contagio de este virus aún no existen vacunas
disponibles. Sin embargo, hay otras opciones como anticuerpos monoclonales, que
son proteínas de defensa que se inyectan al bebé para brindarle protección,
particularmente para evitar los casos graves y hospitalizaciones por la
enfermedad. Lo cual se vuelve importante para los niños prematuros, que tienen
sistemas inmunes más débiles o enfermedades asociadas como cardiopatías
congénitas, ya que tienen mayor riesgo de tener complicaciones severas si
llegan a enfermarse.
Se recomienda a las personas responsables de los menores de edad, extremar
las medidas de higiene como el lavado frecuente de manos, el protocolo de tos y
estornudo, mantener la limpieza regular de superficies y juguetes, no compartir
los utensilios de comer, evitar el contacto cercano con personas enfermas y el
fumado, pues los lactantes que son expuestos al humo del tabaco presentan un
mayor riesgo de adquirir el virus y agravar su situación clínica.
La Fundación de
Especialidades Materno Infantil -FUNDAEMI- es una institución que vela por la
salud materno infantil en Guatemala y específicamente en Santa María Cahabón y
Lanquín, Alta Verapaz desde hace 6 años con el objetivo de mejorar aquellas
debilidades que se han hecho más latentes a partir de la pandemia. FUNDAEMI
significa una oportunidad de vida para aquellos menos privilegiados y más
susceptibles: madres y bebés, enfatizando que la atención primaria es
importante desde el momento mismo de la concepción del ser humano, y del
adecuado cuidado prenatal de la mujer.
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