viernes, 6 de septiembre de 2024

El estrés provocado por el tráfico y las enfermedades cardiovasculares: un peligro silencioso

 

En el marco del Día Mundial del Corazón (el próximo 29 de septiembre) es fundamental reflexionar sobre los múltiples factores externos y propios que afectan nuestra salud cardiovascular: uno de los más preocupantes es el impacto de las largas jornadas de tráfico en el corazón, especialmente en las ciudades como la nuestra donde la “hora pico” es todo el día.

El estrés y la ansiedad --como los que se experimentan en un embotellamiento-- podría elevar la presión arterial, uno de los principales factores de riesgo de enfermedades del corazón.

Las congestiones viales no solo generan frustración y enojo, sino que también contribuyen a un aumento en los niveles de estrés. Este estado de tensión constante puede llevar a un incremento en la presión arterial, un factor crítico que puede desencadenar problemas cardíacos más serios como infartos y arritmias.

La exposición prolongada a situaciones de estrés en el tráfico puede convertirse en un detonante silencioso de enfermedades cardiovasculares, como pueden el agravamiento de la hipertensión arterial que pueden conducir, en casos muy serios incluso a un ictus o un infarto al miocardio.

La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte y complicaciones en todo el mundo. Se estima que las ECV causan aproximada­mente 1.8 millones de muertes anuales en la región de las Américas, ocurriendo la mayoría de estas muertes en países de medianos y bajos ingresos, como son muchos de los países latinoamericanos, con 218 muer­tes por cada 100,000 habitantes cada año.

En Guatemala, al 2019, la enfermedad cardiovascular isquémica representó la primera causa de muerte, con 55,8 muertes por cada 100 mil habitantes. La hipertensión arterial juega un papel clave entre los factores de riesgo, afectando al 32% de adultos

Prevención: clave para una buena salud cardiovascular

En este contexto, la prevención juega un rol fundamental. Es esencial fomentar hábitos saludables que contribuyan a mantener una presión arterial estable y a reducir el riesgo de sufrir un evento cardiovascular. Algunas recomendaciones incluyen:

  Ejercicio regular: actividades físicas como caminar, nadar o practicar yoga ayudan a reducir el estrés y a mantener una presión arterial saludable.

  Dieta balanceada: consumir una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros y baja en sodio es vital para mantener el corazón sano.

  Manejo del estrés: técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda y la atención plena pueden ayudar a manejar el estrés cotidiano.

  Control de factores de riesgo: realizar chequeos médicos regulares para monitorear la presión arterial y otros factores de riesgo es crucial para la prevención de enfermedades cardíacas.

Cuidados tras un Infarto del corazón

Para aquellas personas que han sufrido un infarto del corazón es esencial entender que el cuidado no termina en el hospital. Es alarmante que la adherencia a los medicamentos de prevención de un segundo evento es de apenas el 50%.

El riesgo de muerte en estos pacientes, en comparación con la población general permanece significativamente elevado al menos hasta 7 años des­pués del evento inicial.

La falta de adherencia se ha asociado con peores resultados. Las barreras a la adherencia incluyen factores relacionados a las características de los pacientes, sus prescriptores, y sus sistemas de atención de salud. 

Ciertas características sobre el período posterior al infarto de miocardio — complejidad del tratamiento, polifarmacia, tratamiento de condiciones asintomáticas, coexistentes enfermedad y edad—frecuentemente impiden una adecuada prevención secundaria.

Una mayor frecuencia de la complejidad de la dosificación y el tratamiento han sido repetidamente demostrados como factores que disminuye la adherencia del paciente. 4

La recuperación requiere un enfoque integral que aborde tanto el aspecto físico como el emocional del paciente en corto y largo plazo. La atención centrada en el paciente debe guiarse por valores éticos al considerar las necesidades físicas, emocionales y psicológicas del paciente.5

1. En el corto plazo: primeras semanas después del infarto

·         Rehabilitación cardiaca: seguir un programa de rehabilitación cardíaca supervisado por profesionales de la salud para fortalecer el corazón y mejorar la resistencia física.

·         Medicamentos: continuar el tratamiento sin interrupción. Seguir las indicaciones del médico respecto a la toma de medicamentos para controlar la presión arterial, el colesterol y otros factores de riesgo.

·         Cambios en el estilo de vida: implementar cambios inmediatos en la dieta, actividad física y manejo del estrés, cesación del consumo de tabaco.

2. En el largo plazo: mantenimiento de una salud cardiovascular óptima

·         Seguimiento médico regular: Consultas periódicas con el cardiólogo para evaluar la evolución del paciente y ajustar el tratamiento si es necesario.

·         Mantener un estilo de vida saludable: Continuar con una alimentación balanceada, ejercicio regular y evitar hábitos nocivos como fumar y el consumo excesivo de alcohol.

·         Apoyo emocional y psicológico: Contar con apoyo emocional de familiares, amigos o profesionales para manejar la ansiedad o depresión que pueden surgir después de un infarto.

En este Día Mundial del Corazón, hacemos un llamado a la conciencia sobre la importancia de la salud cardiovascular. Pequeños cambios en nuestro día a día pueden marcar la diferencia para mantener un corazón sano y prevenir futuros eventos cardíacos.

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