jueves, 6 de julio de 2023

Julio libre de plástico, y si ¿nos desplastificamos?

Según datos de la ONU, la humanidad produce más de 430 millones de toneladas de plástico cada año.  Hasta dos tercios de estos, ¡66%!, son productos de vida corta que en poco tiempo se convierten en desechos.  Esta descomunal producción se supone que se va a triplicar al año 2040, debido al redireccionamiento que se ha hecho del petróleo, su materia prima, hacia la producción de plásticos por la presión ambiental ejercida sobre los combustibles y el desarrollo de la industria del automovil eléctrico.

Durante la producción, eliminación y aún cuando están simplemente depositado en un vertedero los plásticos emiten gases de efecto invernadero, que contribuye al cambio climático.

El plástico es uno de los residuos que tardan más tiempo en degradarse y de 8 a 10 millones de toneladas terminan directamente en los océanos El plástico no se degrada, explica Sergio Izquierdo director de Rescue the Planet, sino que se fragmenta por los rayos UV, calor, agua convirtiéndolo en microplásticos, que son partículas de menos de 0.05mm que pasan a la cadena alimenticia, afectando la vida marina y alterando ecosistemas completos.  

 

El plástico genera múltiples impactos, por lo que los costos sociales y económicos de la contaminación por plásticos, por su manejo, pérdida de ecosistemas, lugares turísticos, etc., oscilan entre los 300.000 y 600.000 millones de dólares al año.

 

Más allá del impacto ambiental

 

Estamos expuestos al plástico prácticamente en cada aspecto de nuestra vida y esto va en aumento, debido al incremento en su producción.  

De acuerdo al informe de la Organización de Naciones Unidas, Químicos en Plásticos (1), más de 13,000 químicos sintéticos se han asociado al proceso de producción o bien forman parte de los componentes químicos de los diversos tipos de plástico.  De estos, se estableció que 3,200 son de potencialmente preocupantes debido a la evidencia toxicológica y epidemiológica de los impactos, neurotóxicos, carcinogénicos, inmunes y edocrinos sobre la salud humana. incluyen ftalatos, bisfenoles, biocidas, metales, estabilizadores UV, substancias per- y poli-fluoralquílicas (PFAS), retardantes de flama a base de boro y organofosforados.   Desafortunadamente, estos componentes se infiltran durante su uso diario al medio ambiente y los alimentos contenidos en este material.

 

“Reducir el problema del plástico a un mero tema de desechos, es un enfoque simplista que evita abordar el plástico en todas sus dimensiones. Esto ya que el plástico puede provocar problemas, ambientales pero también económicos y sociales, dentro de los que se incluye la salud de las personas.”, dijo Sergio Izquierdo, director de la organización Rescue the Planet.

Julio sin plástico (Plastic Free July) es una iniciativa creada para concientizar acerca de la relación que tenemos con el plástico en nuestra vida que busca reducir su uso proponiendo alternativas sustentables como reemplazo. Esta plataforma acompaña a quienes están en la búsqueda de cambiar hábitos proveyéndolos de recursos e ideas para reducir el uso de plásticos de un solo uso.

La campaña creada por Rebecca Prince-Ruiz en 2011 en Australia a través de la Fundación Plastic Free, es una de las iniciativas con mayor aceptación y compromiso a lo largo del mundo.

Se suma a esta iniciativa el Dia Internacional libre de las bolsas de plástico que se conmemora el 3 de julio, con el objetivo de reducir las bolsas de plástico de un solo uso, Ya que estas se han convertido en uno de los objetos más cotidianos y también en uno de las más perjudiciales para el medio ambiente. 

Al ser un material omnipresente encontramos evidencias de su ingesta por el ser humano y las vías que utiliza.

Un dato verdaderamente preocupante es que el 90% de nuestra sal en el mundo contiene micro plásticos. También se ha encontrado presencia de micro plásticos, en peces, carne de vaca, cerdo y leche vacuna. Ingerimos entre 39,000 y 52,000 partículas anuales de micro plásticos.  Se ha logrado evidenciar la presencia de microplásticos en la sangre, en la placenta y la leche materna del ser humano.

“No se trata de soluciones al final del túnel con limpiezas de playas o la colocación de biobardas que no resuelven el impacto del plástico en la salud humana y en el ambiente. Las biobardas son incapaces de contener el paso de los microplásticos de 0.05mm de longitud así como todas esas substancias químicas que finalmente están envenenando los ecosistemas. La solución es el rechazo especialmente de todo tipo de plástico desechable”,  afirma Sergio Izquierdo fotógrafo y conservacionista.

Es momento de tomar acción, es hora de desplastificarnos, dí: ¡no al plástico de un solo uso! 

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