San Miguel
Industrias (SMI), empresa líder en Hispanoamérica en brindar soluciones de
envases rígidos sostenibles y pionera en la producción de botellas 100%
recicladas en Sudamérica, invertirá más de USD 100 MM para triplicar su
capacidad de reciclaje en la región, incluyendo Centroamérica, como parte de su
constante apuesta por un modelo de negocio basado en la economía circular.
SMI tiene previsto
el arranque de las operaciones en Guatemala durante el primer
cuatrimestre del 2024, generando nuevos empleos directos e indirectos,
distribuidos en áreas como producción, mantenimiento, calidad y seguridad,
salud ocupacional y medio ambiente (SSOMA), proveedores de materias primas,
servicios de transporte, distribución, entre otros, buscando contar con una
capacidad de reciclaje de más de 16,000 toneladas. Esto, sumado a la
instalación de centros de acopio que se instalarán en El Salvador, Costa Rica y
Honduras, permitirá alcanzar una capacidad de reciclado superior al cierre de
2024 en la región.
“Para nosotros, el proceso de reciclado es
parte fundamental del negocio. Esta visión transversal a toda la compañía nos
convierte en una empresa distinta con una propuesta de valor más sólida,
teniendo como base la innovación y la tecnología en esta transformación”, comenta Edgar
Jürgensen, CEO del Grupo SMI.
En el caso de
Perú, se tiene proyectado un incremento de la capacidad instalada de regenerado
en un 70%, pasando de reciclar 26,000 a más de 45,000 toneladas. Con respecto a
Colombia, se triplicará la capacidad instalada de regenerado, pasando de 9,000
a casi 30,000 toneladas.
Si bien algunas de
estas inversiones se darán hasta el 2025, el compromiso de SMI con la
sostenibilidad no es algo nuevo, ya que, en los últimos cinco años, la empresa
invirtió cerca de USD 43 MM en equipamiento y tecnología en los mercados de
reciclaje peruano y colombiano. Asimismo, cuentan con la capacidad de diseñar
productos con una menor cantidad de recursos naturales, a través del
aligeramiento y de la elección de trabajar con materiales que puedan ser 100%
reciclables, como es el caso de la resina PET (rPET) de grado alimenticio. Este
es un claro ejemplo de la implementación de la economía circular como eje de
negocio, lo que permite migrar a una producción con menor impacto en los
recursos naturales y con un enfoque de cero residuos.
Siguiendo siempre la línea de la sostenibilidad, la empresa viene construyendo una sólida posición como referente en la recuperación de materiales reciclables, promoviendo una cultura del reciclaje más allá de sus operaciones. Parte de ello es el trabajo cercano que realiza con los recicladores, a quienes considera parte fundamental para la sostenibilidad de sus operaciones, reconociéndolos como aliados estratégicos del negocio.
“El reciclador, no
es sólo el primer contacto con el material post consumo, sino que son, además,
los encargados de recuperar el material en la primera instancia, lo que
representa la base del reciclaje al iniciar la cadena de acopio. Su rol es
imprescindible y es justamente nuestra relación con ellos la que nos permite
cumplir con los altos estándares de la cadena”, agrega el
ejecutivo.
A la fecha, SMI ha logrado integrar a recicladores de manera formal a la cadena de valor en todos los países en los que opera, creando así puestos de trabajo formales y dinamizando las economías locales.
“Somos conscientes
del impacto potencial y de la complejidad de nuestra industria y, es justamente
por eso, que buscamos la sostenibilidad de manera transversal a nuestra
organización y en nuestras operaciones. Adicionalmente, entendemos a la
economía circular como algo más allá del reciclaje, para nosotros es un
approach holístico del negocio. Es por esta razón que estamos permanentemente
buscando nuevas formas innovadoras de reducir el consumo energético, el consumo
de agua y la reintroducción de nuestros residuos en otros sistemas industriales
generando así simbiosis industriales”, concluye Jürgensen.
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