Las vacunas son la forma más segura que hay a nivel mundial para proteger a la población de enfermedades mortales. En el mundo, alrededor de 1.7 millones de niños carece de algún ningún tipo de esquema vacunación poniendo en riesgo la salud de esta población, donde se someten a un alto riesgo de contraer enfermedades devastadoras y totalmente prevenibles. En muchas regiones del mundo, aún se mantienen tasas bajas de cobertura de vacunación, privando a niños de crecer sanos y limitando su acceso a la atención primaria de salud de calidad.
Es ante esta situación, que se llevó a cabo el
conversatorio: “Importancia de implementar el esquema de vacunación y el impacto que esto
genera”, organizado por la Fundación de Especialidades
Materno Infantil (FUNDAEMI) y contando con el apoyo de especialistas en el área
y de representantes del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, el Centro
para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), el Instituto Guatemalteco
de Seguridad Social (IGSS), la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (FUNDESA),
el Consejo Nacional de Prácticas de Inmunizaciones (CONAPI) y la farmacéutica
AstraZeneca, con la finalidad de reforzar la necesidad de contar con un trabajo
colaborativo de todo el ecosistema de salud, para lograr un abordaje centrado
en la persona, la familia y la comunidad, beneficiando a las poblaciones más
vulnerables.
Durante el conversatorio se
destacaron temas como la importancia de
implementar el esquema de vacunación para Guatemala, la situación actual de la legislación de vacunación en el país, brechas
de vacunación encontradas en la población indígena, antecedentes y estadísticas
de inmunización en la población nacional y acciones realizadas en el país en
distintos ámbitos, como por ejemplo la campaña de vacunación realizada por el
Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de Guatemala (MSPAS) contra la poliomielitis
y el sarampión. Finalmente, se abordó el impacto de otras enfermedades
prevenibles de alta incidencia en Guatemala, como lo es el Virus Respiratorio Sincitial
(VRS). La actividad tuvo como
objetivo generar espacios de conversación sobre la situación de las enfermedades
prevenibles y las medidas que se han adoptado para proteger a las poblaciones
vulnerables, así como el avance de estrategias orientadas al abordaje integral
de esta enfermedad, especialmente en niños prematuros y de alto riesgo, con la
finalidad de mejorar los indicadores de salud en la población.
Durante el 2022, el Virus Respiratorio Sincitial representó un tercio de los casos de neumonía en el mundo, produciendo 3.1 millones de hospitalizaciones, de los cuales aproximadamente 118 mil pacientes fallecieron por esa misma causa. Estas cifras reflejan el problema de salud pública tanto a nivel global como en la región, por lo que la Organización Panamericana de Salud (OPS) fomenta a los países adoptar medidas que fortalezcan la vigilancia de este virus.
Carolina Coloma, presidenta de FUNDAEMI explicó que, “El VRS es la enfermedad que más alarma en la población infantil; donde 3 de cada 100 niños con este padecimiento necesitan ser hospitalizados y el requerimiento de oxígeno suplementario dependerá de la condición de salud de cada paciente.Este es un virus que puede transmitirse fácilmente de persona a persona ya sea al estornudar o al toser, y tiene una incubación que va desde 2 a 8 días. Las personas con el virus pueden transmitirlo durante 3 a 8 días y los pacientes inmunocomprometidos pueden continuar la propagación hasta por 4 semanas.
“Es importante, tomar las medidas necesarias para la prevención y control de casos graves, principalmente en la población vulnerable. Debemos asegurar la mayor cobertura de inmunización en grupos de alto riesgo, el suministro adecuado del tratamiento oportuno, cumplimiento de las medidas de control de prevención de infecciones, un manejo clínico adecuado de los pacientes y el traslado de la información a la población. Acompañado a esto, se debe extremar las medidas de higiene como el lavado frecuente de manos, el protocolo de tos y estornudo, mantener la limpieza regular de superficies y juguetes, no compartir los utensilios de comer, evitar el contacto cercano con personas enfermas y el fumado, pues los lactantes que son expuestos al humo del tabaco presentan un mayor riesgo de adquirir el virus y agravar su situación clínica,” concluyó Coloma.
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