A medida que
comienza el año, es momento de renovar el enfoque regional para integrar a más
latinoamericanos en la economía financiera formal. Interesante que la historia
de la inclusión financiera en América Latina ha tenido un éxito notable, pero
con avances tan diversos como su geografía. Algunos países, como Brasil y
Chile, han logrado dar pasos agigantados hacia la integración de sus
poblaciones en el sistema financiero, lo que ha llevado a un desplazamiento
significativo del efectivo. Brasil, con un 94% de penetración de pagos
digitales en el Consumo Económico Privado (PCE, por sus siglas en inglés),
pronto se convertirá en la primera economía del mundo en alcanzar una escala
notable en pagos digitales. Chile (63%) está al nivel de países muy avanzados
como EE. UU. (63%) o el Reino Unido (62%). Sin embargo, muchos otros países,
como México (25%), Perú (25%) y Colombia (17%), aún tienen una parte
significativa de sus poblaciones que depende del efectivo[1].
Preparando el
camino para la prosperidad
Los beneficios
de la digitalización de pagos para los distintos públicos, como consumidores,
PYMES y gobiernos, son reconocidos. De cara al futuro, Mastercard ve una gran
oportunidad en involucrar tanto al sector privado como al público para reducir
el uso de efectivo y promover la inclusión a través de los pagos digitales
mediante las siguientes iniciativas:
- Proporcionar acceso a pagos digitales mediante cuentas y métodos de pago, como tarjetas de débito u otros métodos alternativos es crucial para la participación económica moderna. Un gran ejemplo proviene de los subsidios gubernamentales brindados durante la pandemia en la región. Un estudio de Mastercard de 2023[2] reveló que el 15% de los encuestados accedió por primera vez a un producto de cuenta de ahorro o depósito, y el 9% obtuvo su primera billetera digital gracias a la asistencia gubernamental durante la pandemia de COVID-19. En República Dominicana, el programa Bono Navideño de Banreservas digitalizó la distribución de asistencia a las familias que, hasta 2020, recibían en forma de canastas de alimentos. Las fintech también han jugado un papel importante en proporcionar acceso a cuentas digitales en los últimos años. Por ejemplo, Nubank anunció el año pasado que alcanzó el hito de 100 millones de clientes.El acceso a pagos digitales no es suficiente. Para acelerar la transición, debemos permitir que los consumidores gestionen todas sus transacciones diarias—ya sea en tiendas físicas o en línea—utilizando soluciones digitales. Es esencial garantizar que todos los comerciantes, grandes y pequeños, acepten pagos digitales. Debemos buscar replicar la mejor práctica de Brasil, que tiene el mayor número de puntos de aceptación de pagos digitales por cada 1,000 habitantes, mientras que economías grandes como México y Colombia tienen poco más de 20 puntos de aceptación por cada 1,000 habitantes.
- Las experiencias orientadas al consumidor también desempeñan un papel importante en fomentar el uso y la
adopción. Interfaces digitales simples e intuitivas, combinadas con un
soporte al cliente confiable, pueden mejorar significativamente la
confianza pública en las plataformas digitales y promover la adopción. Las
fintech latinoamericanas, con sus experiencias ejemplares para el
consumidor, se han convertido en referentes para otros actores globales.
- Además de ofrecer una experiencia excepcional al
consumidor, es crucial seguir construyendo confianza y seguridad,
particularmente para los consumidores mayores. Estadísticas recientes indican que el 83% de los latinoamericanos consideran que las
características de seguridad son el factor más influyente al seleccionar
un método de pago. Las importantes inversiones de la industria en
ciberseguridad—donde muchas instituciones ya han adoptado la IA para
prevenir fraudes y reforzar la seguridad, pasando de sistemas basados en
reglas a la detección de anomalías y el análisis de comportamiento—junto
con las inversiones continuas en educación del consumidor, son esenciales
para moldear el comportamiento de los usuarios.
De cara al futuro, un marco regulatorio que promueva la competencia e impulse la innovación es esencial para implementar estas mejores prácticas. Al cultivar un entorno que fomente la innovación, los reguladores desempeñan un papel vital en mejorar la elección del consumidor, construir confianza e impulsar el progreso tecnológico, económico y social.
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