La energía impulsa el desarrollo, conecta territorios y crea oportunidades. Pero su verdadero potencial se revela cuando se comunica con claridad, propósito y humanidad. En el sector energético, la comunicación corporativa es más que un apoyo: es una fuerza estratégica que traduce la técnica en sentido, vincula a las organizaciones con su entorno y, sobre todo, construye confianza en cada paso del camino. Tras dedicar los últimos años a diseñar e implementar estrategias de comunicación en esta industria apasionante, he comprobado que cada proyecto convoca a múltiples actores, que los territorios exigen una escucha activa y sostenida, y que
el lenguaje técnico necesita
transformarse en cercanía, empatía y diálogo. Esta experiencia me ha confirmado
que comunicar bien no solo acompaña la operación: la potencia.
Reputación: un activo estratégico
Hoy sabemos que alrededor del 40 %
del valor de una empresa puede estar vinculado a su reputación. En sectores
como el energético, este dato cobra aún más relevancia. La confianza de las
comunidades, la percepción pública del cumplimiento regulatorio, la legitimidad
de los proyectos y el respaldo de los grupos de interés dependen, en buena
parte, de cómo se comunica el quehacer empresarial.
Una narrativa sólida, basada en la
coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, no solo mejora el
posicionamiento reputacional: protege el valor corporativo, facilita la
operación y atrae alianzas sostenibles. En un entorno donde la licencia social
para operar se gana a través del diálogo y la transparencia, la comunicación se
convierte en una herramienta para anticipar riesgos, gestionar entornos y
fortalecer la resiliencia empresarial.
Comunicación como eje de
sostenibilidad
La comunicación es, sin duda, un eje
transversal de la sostenibilidad. Una narrativa bien construida puede abrir
caminos, fortalecer reputaciones y generar conexiones genuinas entre propósito
y acción.
Ser parte del sector energético me ha
permitido comprender sus desafíos desde dentro y proponer soluciones desde la
comunicación. Por ello, y desde mi experiencia, comparto algunas
recomendaciones clave para quienes lideran procesos comunicacionales dentro del
sector:
·
Conecta antes de comunicar. La escucha activa con comunidades,
autoridades, colaboradores y stakeholders es tan importante como el
mensaje final. La legitimidad se construye en el vínculo previo, no solo en la
difusión.
·
Traduce la técnica con humanidad. El sector eléctrico es complejo por
naturaleza. Nuestra labor es hacerlo comprensible, accesible y relevante para
todas las audiencias, sin perder precisión.
·
Impulsa narrativas con propósito. Hablar solo de proyectos no es
suficiente. Las audiencias conectan con causas, compromisos y valores. Cada
iniciativa debe enmarcarse en una historia más grande que inspire y convoque.
·
Cuida la coherencia interna. La comunicación externa será tan
creíble como lo que se vive puertas adentro. Promueve culturas organizacionales
consistentes, abiertas al aprendizaje y al diálogo.
·
Anticipa, evalúa,
adapta. En un entorno regulado y de alta sensibilidad social, el monitoreo
constante y la capacidad de adaptación son herramientas esenciales. La
comunicación también se gestiona con datos.
·
Apuesta por el liderazgo comunicador. Forma vocerías con
autenticidad, cercanía y preparación. El liderazgo en este sector se fortalece
cuando comunica con convicción y escucha con respeto.
Epílogo
Creo firmemente en una comunicación
que informa con claridad, inspira con propósito y transforma con coherencia.
Una comunicación que no solo acompaña la operación, sino que lidera la
conversación, protege la reputación y sostiene el valor de largo plazo.
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